Conociendo los efectos que tiene sobre el medio ambiente el consumo de carne tal y como funciona en la actualidad, sabemos que este sistema es muy poco sostenible.
Por otro lado, no todo el mundo puede (o quiere) hacerse vegano, así que... ¿no existe ninguna solución intermedia que pueda ayudar a salvar el planeta? Pues parece que sí, y esta nueva corriente está ganando adeptos rápidamente. ¿Queréis saber de qué va? Pues quedaos hasta el final del post.
Sólo eliminando la carne y el pescado de nuestras mesas un par de días a la semana el impacto es inmenso: si vamos reduciéndola cada vez más los efectos, tanto de salud como económicos y medioambientales son muy notables.
La dieta vegana es una dieta restrictiva (no estoy metiendo otros aspectos del veganismo como el no consumo de productos de belleza, maquillaje, ropa o calzado que contengan animales, porque eso se puede hacer aunque consumas carne) y eso es un aspecto que echa para atrás a muchas personas, ya sea porque no quieren dejar de comer lo que han comido siempre, porque no sepan cómo afrontar esos cambios en su día a día, por enfermedades que le impidan dar ese paso, o porque simplemente no tienen otros recursos a su alcance que le permitan llevarla a cabo.
Con esta nueva corriente se busca que se vayan reduciendo ese consumo paulatinamente, haciendo la transición más fácil y llevadera, evitando "recaídas" y culminando en una vida totalmente vegana en un futuro. Muchos vegetarianos y veganos vuelven a comer carne en algún momento de sus vidas, y aunque para algunos es un suceso puntual, otros acaban tirando la toalla. Con el reducetarianismo se busca evitar esos momentos, eliminando ese peso sobre los hombros que parece tener la palabra vegano: los estándares que se exigen a las personas que siguen esta dieta están sujetos a mucha presión, porque parece que no puedes "fallar" o probar algo animal nunca jamás, porque entonces el resto de tus acciones dejan de tener valor.
Nada más lejos de la realidad: cada acción cuenta, y para luchar contra los cerrados de mente radicales el reducetarianismo está siendo una herramienta muy útil. Reduces tu consumo mientras que no tienes que aguantar gilipolleces de otros colectivos. Porque sí; este movimiento surge para facilitar la transición a una dieta sin animales, y aún así muchos veganos la encuentran ofensiva porque "no es suficiente".
Aquí una vegana que cuando sale a comer en grupo y no tiene más opciones en el menú tiene que comer tortilla de papas, con su consiguiente huevo; que ha tenido antojo de paté y se ha comido una rebanada untada; que la han invitado a comer a casa de sus suegros y se ha comido los trocitos de jamón que había en el salmorejo para no faltar el respeto. ¿Me hace eso menos vegana? No.
Considero esta nueva tendencia algo muy beneficioso y favorable, porque hace accesible a todo el mundo una opción antes cerrada a unos pocos, hace que el respeto a los animales sea factible y sencillo de conseguir y abre la puerta a mucha gente que huía de las etiquetas por miedo a no poder soportar la presión que conllevaban.
Así que, ¡bienvenides reducetarianistas!
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