Si te decides por el rubio...

Los rubios son sinónimo de juventud y sensualidad. Si son cálidos, dulcifican las facciones y disimulan las imperfecciones de la piel, aportando un extra de luz al rostro. Sientan bien a pieles oscuras y claras, aunque si tu color de pelo natural es oscuro tendrás que optar por la coloración permanente e incluso decolorarte.
Si tu pelo es muy fino, busca un dorado oscuro que de sensación de espesor o unas mechas contrastadas combinando varios tonos; si tienes algunas canitas, mejor un rubio claro, y si tu piel es especialmente blanca, apuesta por el platino.
Si te decides por el pelirrojo...

Atrevido, exótico y misterioso, el rojo vuelve a pisar con fuerza. Enciende los cabellos más apagados y realza el tono natural de la piel. Eso sí, no sientan bien a las pieles oscuras o con tendencia a las rojeces. Los caobas quedan espectaculares en rostros blancos y de ojos claros, y los ligeramente bronceados triunfan con los cobrizos.
Requieren retoques y mascarillas para no perder intensidad, ya que se llevan ultrabrillantes.
Si te decides por el castaño...

Si buscas imprimir carácter y personalidad a tu look, no lo dudes: los morenos son tu opción. La gama desde el avellana al azabache cuenta con millones de adeptas. Marcan y potencias los rasgos, otorgan fuerza a los ojos y destilan elegancia y seguridad. En un país donde 6 de cada 10 mujeres son castañas, puede que no destaques, así que busca un corte favorecedor y aporta un plus de luz con mechas cobre, avellana o miel.
Los castaños dorados dan espesor, y los oscuros restan volumen en las melenas más densas. Si tienes la piel y los ojos claros, el negro resulta muy favorecedor. Si tu piel es más rosada, castaños dorados. Y si tu piel es morena, huye de los colores oscuros y decántate por el marrón chocolate.
¿Os ha ayudado a elegir? ¿Os decidiréis a dar un nuevo aire a vuestro peinado? ¡No dudéis en comentar!